Del lector que tocó el timbre al autor con voz propia
Todo comenzó una madrugada en San Telmo, cuando Juan Sklar tocó el timbre del bar donde funcionaba la redacción de la revista Orsai. Nadie respondió. Semanas después, mandó un cuento por mail —El Power Ranger Rojo— y ese texto fue publicado por Casciari sin previo aviso. Ese relato fundacional marcó el inicio de una relación que hoy, quince años después, sigue creciendo.
Durante la charla, Casciari y Sklar recordaron con humor y emoción aquella secuencia, que incluyó la lectura del cuento sorpresa, una fiesta de cumpleaños, un taxista místico y un portal abierto por una coincidencia astral. «Todo empieza ahí, en Timber a las tres», resumió Sklar. El cuento se convirtió en carta de presentación, y el autor encontró una voz propia que rápidamente trascendió el entorno de Orsai.
Desde entonces, Sklar fue construyendo una trayectoria que mezcla narrativa, ensayo y autoficción, con un estilo frontal, emocional y siempre provocador. Su libro Garche, una colección de novelas cortas publicadas en su mayoría en la revista, combina deseo, intimidad y reflexión con una honestidad poco frecuente. «Tiene pijas, pero no es porno», dijo el autor. «Es sobre el amor, la ternura y la decadencia de la intimidad.»
Ficción sonora, universo expandido y pedagogía creativa
Pero Sklar no se queda en la página escrita. En la actualidad, protagoniza Tu Fantasma, una ficción sonora por entregas escrita por él e interpretada por un elenco destacado, entre ellos Jasmín Stuart y Martín Slipak. La historia, continuación emocional de su próxima novela, explora la separación amorosa y el diálogo interior con una ex pareja, mezclando drama y ternura en dosis justas. «Todo esto forma parte del mismo universo narrativo», explicó Sklar. «La novela, Tu Fantasma y hasta un libro de poemas están conectados.»
Además, el autor lleva adelante El Cuaderno Azul, una escuela de escritura creativa que funciona como comunidad horizontal y espacio de formación. Allí, Sklar trabaja con nuevos autores y autoras desde un enfoque lúdico y colectivo. «El taller no está hecho desde mis virtudes, sino en respuesta a mis defectos: la soledad, la desconexión», confesó. El proyecto combina ejercicios en vivo, juego, música y acompañamiento para quienes se inician en la escritura.
La conversación cerró con una reflexión sobre la persistencia y la necesidad de crear comunidad: «Solo se llega más rápido, pero en equipo se llega más lejos», citó Sklar. En un mundo fragmentado, su propuesta se sostiene en la idea de red: compartir, impulsar, dar lugar a otros. Y si el mundo del arte no es meritocrático, al menos —en su versión— es generoso.