En Orsai tenemos una costumbre casi patológica: le pedimos absolutamente cualquier cosa a Ale Seselovsky y él nos dice que sí: hicimos que lo deportaran de España, lo mandamos al medio de la guerra de Ucrania, nos contó el camino de los Indios Ranqueles y Lucio Mansilla, entre otros. Y este año, en los números de Orsai que cierran la temporada, nos prometió cinco perfiles: acá un adelanto del contenido de la Orsai N15: el Gordo Dan.
Odiar es gratis
La lectura fue intensa. Ale leyó cómo insultan al Gordo Dan en redes, de forma sistemática, impune y cobarde. Dijo que odiar “es como vomitar: horrible de hacer, pero te deja cierto bienestar”. El texto era una radiografía del discurso digital actual.
El recurso fue claro: empezar con la violencia y luego desmontarla. En el centro del planteo, una frase demoledora: “No tengo pruebas de lo que digo. Pero eso que huele tan mal es el cadáver de la verdad corroborada”.
📻 Crónica hablada: una forma que llegó para quedarse
Además, Ale explicó cómo escribe sus textos pensando no solo en la lectura sino, principalmente, en la sonoridad. Los prueba en voz alta, como si fuesen canciones. Y eso se nota. Cada sílaba está colocada para ser dicha. Cada pausa, medida para pegar. “El texto es un hecho musical”, dijo.
La ficción sonora se convirtió en un sello. Empezó con cuentos en pandemia, siguió con Ucrania y ahora se volvió rutina. Ya nadie imagina una crónica de Seselovsky sin su propia voz como instrumento.