Presentación oficial de la directora Ana García Blaya

Queridos productores asociados, les hago oficial ahora mismo la identidad de la directora de nuestra película. Ella es Ana García Blaya y la elegimos por intuición, en noviembre pasado.

Ya teníamos a dos directoras en la mira (ambas mediáticas, y una incluso ganadora de un Oscar) pero entonces una noche Chiri me llamó y me dijo:

—Mirá una película argentina que se llama «Las buenas intenciones» —y me pasó un link de Cuevana.

Vi la película esa misma noche y le mandé a Chiri un mensaje diciéndole que el papá hippie (el protagonista de la película) era como cualquier amigo nuestro de Mercedes, y que me había emocionado mucho la historia, y que no me podía dormir y que había llorado.

Chiri me dijo que a él le había parecido tremenda la película, pero que no había llorado. (En general lo dice porque se quiere hacer el fuerte.)

Me contó que después de ver la peli investigó: que la directora había escrito el guión en un taller sin saber nada de cine. Que lo había escrito tras la muerte de su papá, y que mandó el guion al INCAA con cero expectativas. Y que ganó el concurso. Y que le dieron plata para hacer su opera prima.

En medio de la pre-producción a Ana y a Joaquín (el productor) se les devaluó el dinero del premio de Instituto de Cine y les quedó menos de la mitad. Y la hicieron igual a la película, con mucha garra y llamando a amigos.

—¿Te das cuenta? —me dijo Chiri— La hicieron con poca plata…

El stalkeo

Sin decirlo en voz alta, empezamos a pensar en Ana para dirigir «La uruguaya». Nos costaba asumirlo, porque hasta ahí queríamos a alguien con mucha experiencia.

Se hizo la madrugada. A mí me sonaba de alguna parte el nombre y los apellidos de la directora. Me sonaba de manera personal. Cuando me pasa eso no googleo, sin que voy a mi propio Gmail a ver si alguna vez charlé con esa persona. Hice la búsqueda y, claro, salieron muchos resultados.

Lo llamé a Chiri:

—Boludo, ¡la conocemos! Vos fuiste a un asado una vez con Ana García Blaya. Fue alumna de los talleres Orsai en 2013.

Chiri tampoco se había ido a dormir y también estaba stalkeando:

—Escribió en la Orsai Nº 16 —me dijo—. ¡Sos el director de la revista, pelotudo, no podés ignorar eso!

Eso ya me superó, pero era verdad. La última edición de la primera temporada de Orsai (diciembre de 2013) tenía un dossier con los mejores textos de los alumnos de los talleres Orsai, y ahí estaba Ana, en la página 118, con un texto propio.

Las rimas

Eso nos convenció. Siempre nos convencen pequeñas rimas absurdas, son como guiños que no podemos desatender, pero claro: teníamos que tomar una decisión con las directoras «conocidas». ¿Debíamos apostar a un nombre seguro o creer en la teoría de los guiños?

Pasaron dos semanas más y no nos animábamos a cambiar de rumbo. Pero el cronograma interno nos imponía un contra reloj. Entonces le dije a Chiri:

—Vos tenés el contacto de Ana. Llamála a ver qué onda. Capaz que nos dice que tiene la agenda 2021 llena y nos liberamos de esta incertidumbre.

Y ahí ocurrió la segunda rima. Chiri llamó a Ana a mediados de diciembre y le contó.

—¡No te puedo creer! —le dijo Ana—. Estoy de vacaciones, con la novela de Mairal en este momento arriba de la mesa.

Esa era la rima que faltaba: Ana García Blaya estaba leyendo «La uruguaya».

Cuando Chiri me contó eso, la decisión fue inmediata. La directora sería Ana y el equipo de «La uruguaya» estaría compuesto por las mismas personas que, con esfuerzo y poca plata, llevaron adelante «Las buenas intenciones».

Solo por intuición, armamos una reunión para conocernos. Nos vimos por primera vez el 2 de enero, en el campo. Ahí supimos que estábamos en la misma frecuencia. Ese día, a los postres, decidimos que la primera decisión sería hacer una película de manera apasionada. Y que después veríamos cómo seguir.

Esta es la historia de por qué Ana García Blaya es la directora. 

Y ustedes… ¿son productores intuitivos o prácticos? 

Veamos.

La primera duda

La primera pregunta que surgió en nuestro primer encuentro (y que todavía nos sigue rondando) es: ¿queremos que Lucas, el protagonista de la película, sea un actor consagrado o un actor desconocido?

Me gustaría, como cierre de este posteo, trasladarles la duda. Hagamos una primera votación para probar la herramienta y para saber cómo funcionan como grupo.

Actor desconocido: será más barato contratarlo, tendrá menos demanda de producción y mayor disponibilidad para hacer prensa. 

Actor célebre: la película se venderá mejor, más gente la verá, tendrá mayor difusión y seguramente se recuperará la inversión más temprano. 

Hernán Casciari

Hernán Casciari

(Mercedes, 1971) Fundó la Comunidad Orsai, un proyecto autogestivo que incluye contenidos editoriales, de cine, teatro y televisión. Publicó varios libros de cuentos, novelas e historietas y es el editor responsable de la revista Orsai. Fue columnista de La Nación y El País, hasta que renunció. Desde 2003 escribe ficción en directo en la red.