Carlos La Casa en escena: el socio de Orsai que ganó un concurso, publicó su novela y dirige su propia obra

Carlos La Casa pasó de ser un socio entusiasta de la comunidad Orsai a convertirse en autor publicado y dramaturgo en cartel. Su obra Sucursal, ganadora del concurso editorial, demostró que el teatro independiente puede encontrar nuevas rutas de profesionalización.

De lector a autor: el camino inverso

Carlos La Casa llegó a Orsai como tantos otros: leyendo, siguiendo el blog, participando como socio. «Yo te sigo desde Cemento», le dijo a Casciari, resumiendo con humor los años de fidelidad al proyecto. Pero su historia dio un giro cuando se animó a participar del ambicioso concurso que organizó la editorial: no con una, sino con dos obras, una novela y una pieza teatral. La segunda, Sucursal, resultó ganadora.

A diferencia de los certámenes tradicionales, el de Orsai se definía por una lógica singular: los lectores leían fragmentos y desbloqueaban textos con fichas, en un sistema de votación que cruzaba el juicio literario con el apoyo directo. «Es inusual —dijo Carlos—, no creo que se haya hecho algo así antes. Porque hace falta mucha tecnología… y además cada ficha era un dólar.» Así, el proyecto combinaba jurado popular con premio económico real. La Casa ganó los dos: publicación y visibilidad.

Teatro vivo y escritura reescrita

La obra Sucursal tuvo funciones sostenidas en la Sala Casals y acaba de cerrar su ciclo con una despedida el 3 de mayo. Pero ya hay planes para giras y un próximo proyecto en marcha. «Ya me contactaron para lo que viene», dijo sonriente, sabiendo que el camino del autor se abrió para no cerrarse más.

Una de las reflexiones más jugosas de la entrevista fue sobre el teatro como forma viva de escritura. «Literalmente, si agarrás ahora el texto con el que empezamos, está todo tachado y escrito de nuevo arriba», dijo. Cada función le enseñó algo nuevo sobre la puesta en escena, sobre el humor, sobre el ritmo. Incluso un error en una función provocó una risa inesperada del público que terminó convirtiéndose en parte oficial del texto.

La Casa ve el teatro como escritura en constante diálogo con la audiencia. Su proceso de trabajo tiene algo de laboratorio emocional: lo que funciona, queda; lo que no, se reescribe o se descarta. «La escritura teatral es de las más vivas», afirmó, y la práctica lo confirma.

Una carrera que apenas empieza

Carlos La Casa tiene 43 años, varios textos escritos y una historia que recién comienza a circular por librerías, escenarios y comunidades lectoras. Pero ya mostró de qué está hecho: disciplina, buen oído y capacidad de adaptación.

Y algo más: una voluntad tenaz, capaz de cruzar del otro lado del mostrador sin perder la alegría de quien todavía disfruta del espectáculo como espectador.