Un show que se escribe en escena
Kiki Petrone no llega con un libreto cerrado. Llega con una mochila de herramientas y la voluntad de abrirla en tiempo real. Así lo contó en su visita a Mesa de Redacción, donde presentó su espectáculo en la Sala Casals como una experiencia que se arma en vivo, con el público como cómplice.
El eje del show es la improvisación. Pero no desde el caos, sino desde la escucha. “A veces alguien del público dice algo que abre un camino completamente nuevo. Y uno tiene que confiar y seguirlo”, explicó. Carolina Martínez destacó que esa frescura se siente en cada función: nada está repetido, nada está quieto.
El humor como riesgo compartido
La charla también fue una pequeña reflexión sobre los límites del humor. Kiki no esquiva temas difíciles, pero tampoco busca provocar por provocar. Su regla es otra: si el chiste no funciona, no se repite. Y si el público propone algo incómodo, se trabaja desde ahí, sin negar la tensión.
Gabo Grosvald lo definió como un artista de la “reacción controlada”: alguien que improvisa, pero con precisión quirúrgica. El espectáculo, que se presenta en el Espacio Orsai del Paseo La Plaza, funciona como un ensayo general permanente. Y también como una fiesta. Porque cuando la risa es verdadera, no necesita guion.