Nueva Revista Orsai: Los extraordinarios lugares comunes de Félix Bruzzone

Para Mariela y Rama hablar de bueyes perdidos mientras se toman un café cortado es cualquier cosa menos algo común. O quizás, lo habitual para ellas, es descomunal para quienes leen las historias de estas dos amigas.

Cuando leímos «Los lugares comunes de Mariela y Rama» quedamos completamente maravillados, aunque también un poco traumados. Ahora, por ejemplo, en la redacción nadie puede pedirse un café cortado sin miedo a que alguien encienda una motosierra. Nos comunicamos más a conciencia y nos cuidamos de cada palabra y cada expresión que pueda tener un doble sentido. 

Felix Bruzzone

Felix Bruzzone

Buenos Aires, 1976
Publicó el libro de cuentos 76, las novelas Los topos, Barrefondo, Las chanchas, Campo de Mayo y el libro de aguafuertes Piletas. Fue traducido en Francia, Suecia y Alemania, donde recibió el premio Anna Seghers. Hizo las performances Campo de mayo, Cuarto intermedio y el documental Camuflaje, dirigido por Jony Perel. Escribe para distintos medios y da talleres de escritura de todo calibre.

Carlos Villarroel

Carlos Villarroel

Bahía Blanca, 1990
Estudió Diseño Gráfico en la Escuela de Artes Visuales de Bahía Blanca,
institución en la que actualmente se desempeña como docente, en la
carrera de Ilustración. Trabaja con técnica tradicional y su especialidad
son las acuarelas. Se dedica a crear personajes, a la ilustración infantil
y a hacer retratos.

Es que la secuencia de conversaciones entre las amigas que describe Félix Bruzzone bucea en las frases hechas del lenguaje de una forma en la que nunca nos habíamos puesto a pensar. Hablamos a boca de jarro sin que ninguno de nosotros tenga en serio boca de jarro —aunque hay uno de nosotros medio jetón, no cumple las funciones de un jarro convencional—, y el autor nos lo hace notar de una manera muy divertida y muy original, pero que también requiere de una gran sensibilidad y un enorme poder de observación.

Leer a Félix no se parece a leer a ningún otro autor. Los diálogos entre las amigas Mariela y Rama transcurren en una atmósfera perfectamente verosímil pero que, de una oración a otra y por las costumbres del idioma, se vuelven delirantes y fantásticos. Ninguna de las palabras o las expresiones que ellas utilizan y que todos solemos usar —los llamados «lugares comunes»— están libradas al azar. Cada una toma una literalidad que en un segundo descolocan al lector y lo hacen partirse de la risa, por suerte esta vez no literalmente.

«Los lugares comunes de Mariela y Rama» bien podría ser una película, ya que por cómo lo narra Félix, cada escena es muy visual y concreta. Sin embargo, caemos en la trampa del lenguaje. Cuando pensamos que solo están manteniendo una charla sobre el novio de una, la familia de la otra o acerca de las mascotas que se pierden en el barrio, el divague de la conversación nos sorprende. Las respuestas empiezan a trastocarse hasta dejar de ser totalmente realistas, como si Mariela y Rama entraran en un mundo con una lógica alternativa. Y, para disfrutar del relato, tenemos que aceptar el trato que Bruzzone nos propone, tenemos que creerle completamente. Porque cada secuencia, aunque vire hacia zonas que el realismo no comprende, serán llevadas a fondo con total seriedad y compromiso. Nada será chiste entre estas amigas que se disponen a llevar el límite de la conversación hasta lo estrafalario. 

Además, y como si fuera poco, Félix logra algo muy interesante: cada diálogo, que parece tener un comienzo y un final, en realidad repite personajes, nombres, lugares, hasta que, en el final, todo cobra un sentido distinto. Cada secuencia, que en un primer momento parece aislada, se articula y, solo cuando el lector llega a la última línea, puede observar el cuadro completo, la obra de arte acabada. 

Lo fantástico del mundo real

Cuando tuvimos que elegir una mano mágica para que ilustre cada una de estas escenas, sabíamos que necesitábamos alguien que le hiciera justicia a nuestras protagonistas, que fueran vívidas, llenas de colores e hipnóticas. Sin más, supimos que el indicado era Carlos Villarroel, ilustrador y diseñador gráfico, que pinta unos dibujos en acuarela que están para empapelar toda la ciudad.

Carlos supo bajar a tierra a Mariela y Rama de una forma muy hermosa: llenas de colores, volumen y en su hábitat natural, ese mundo suyo en donde prima la literalidad. Absorbió a la perfección cada descripción de Félix y encontró una ternura en estas dos amigas que, al final, logran esa mística maravillosa de la amistad: poder confesarse todo, sin que nada parezca extraño o cause miedo. 

Boceto de Carlos Villarroel para revista Orsai.
Ilustración final de Carlos Villarroel para revista Orsai.
Boceto
Final
Boceto
Final
Redacción

Redacción

El staff de redacción de Orsai se encarga de comunicar en internet las novedades de cada proyecto. Dirigido por Nacho Merlo, el equipo está integrado por Camila Miranda De Marzi, Fede Rodríguez, Sofía Luna, Fran Urdampilleta y Julia Basilis.

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