Los quince minutos de fama de Betina González, o la perversión del circuito editorial

La escritora ganó el Premio Clarín Novela en 2006 y casi de inmediato descubrió el costo de su breve instante de gloria. En la Orsai N10, Betina dispara al corazón de la industria, con ilustraciones de Martina Trach y versión sonora de Dalia Gutman.

Escribe

Betina González

Betina González

Villa Ballester, 1972
Fue la primera mujer en ganar el Premio Tusquets en 2012 con Las poseídas, una novela oscura y feminista. Su nombre irrumpió en la escena literaria nacional cuando fue distinguida con el Premio Clarín Novela 2006. Ese mismo año ganó el segundo premio del Fondo Nacional de las Artes. En la colección de ensayos La obligación de ser genial, puso en discusión los modos en que el patriarcado ha silenciado la escritura de las mujeres. La enseñanza es su otra pasión, que ejerce en varias universidades públicas.

En 2006 la escritora Betina González recibió el Premio Clarín Novela por su obra Arte menor. Betina, que nunca había publicado ni una sola palabra en ningún lado, pensó que estaba tocando el cielo con las manos. Por un período de tiempo, su vida cobró un giro inesperado: prensa, flashes, consejos, contacto directo con los dioses del selecto Olimpo literario. Pero también tardó muy poco en descubrir y padecer las sospechas, las exigencias, los destratos y los tironeos que le facturaba su breve instante de gloria. 

El desborde la sacó de su eje, pero le dio perspectiva para pensarse como autora. A casi veinte años del suceso que le cambió la vida, y con un pin de Andy Warhol que reza «Se terminaron tus 15 minutos» como recordatorio, Betina escribió «Para terminar de una vez con el secreto de mi éxito», un ensayo implacable al que no tuvimos que corregirle ni una coma. Tenía tan, pero tan claro lo que quería decir sobre el circuito editorial que le apuntó directo al corazón y disparó. 

Ilustra

Martina Trach

Martina Trach

Buenos Aires, 1988
Estudió Diseño Gráfico (UBA) y dibujo y pintura con artistas plásticos. Editó su primer libro ilustrado en coautoría con María Teresa Andruetto (Limonero, 2019) y desde entonces no paró de publicar. Algunos títulos fueron traducidos y distinguidos a nivel nacional e internacional.

Al texto de Betina las ilustraciones de Martina Trach le calzan perfecto. Su estilo tan propio y distintivo, los colores elegidos y las imágenes que recrean transmiten la inquietud y el desbalance con la misma intensidad que el propio relato. No se las pueden perder: son una obra de arte en sí mismas, para guardar en la biblioteca. 

La versión sonora, una interpretación magistral de Dalia Gutman

Otra de las perlas que ofrece la nueva revista Orsai es la versión sonora de esta crónica. La narración de la gran Dalia Gutman es magnífica, porque le da la interpretación perfecta a las peripecias y al sentir de Betina. En paralelo, la pieza crea una atmósfera envolvente, que nos traslada y por momentos se vuelve tan asfixiante y claustrofóbica como la fama misma.

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