El sábado, durante algo más de tres horas y media, las hermanas Merch, Ana, Joaco y Nacho estuvieron trabajando en presentar a cada uno de los preseleccionados, ante un centenar de personas. ¿No estuviste? Ana te lo cuenta acá.
El sábado, durante algo más de tres horas y media, las hermanas Merch, Ana, Joaco y Nacho estuvieron trabajando en presentar a cada uno de los preseleccionados, ante un centenar de personas. ¿No estuviste? Ana te lo cuenta acá.
Ya tenemos a los posibles Lucas Pereyra y las posibles Magalí Guerra, que se colaron por el filtro, pasaron de ronda y se perfilan para convertirse en las caras de nuestra película.
Les cuento un poco de qué se trató el zoom. La jornada pasó por distintos momentos: primero, repasamos detalladamente cada video de las escenas y las canciones de los posibles Lucas Pereyra. Les fuimos encontrando un hilo conductor a la seguidilla de actores y nos dio la sensación de que podríamos armar un Lucas ideal, el Lucas absoluto, con pedacitos de cada uno. «Me gusta la voz de este»; «Me parece que tiene la edad ideal de Lucas»; «¡Qué bien que canta!», comentaban en el chat.
El 99% estuvo en absoluto modo de respeto hacia el trabajo de todo equipo. Algunos comentarios podrían haberse evitado, pero bueno, la experiencia es nueva para la mayoría. El espacio de «poder» que se ocupa al opinar sobre el trabajo de otras personas es algo sobre lo que siempre tiendo (e invito) a reflexionar para los meses que vienen, en los que tomaremos más decisiones.
Lo primero que pusimos en discusión fue la elección de dos escenarios posibles y bien definidos: ¿seguimos haciendo auto-casting o pasamos a una instancia de casting personalizado y dirigido?
Para la primera opción, nos asustó un poco la idea de tener más de lo mismo y que nos costase explotar recursos que veíamos tan cerca y que podrían haberse definido con una pequeña dirección actoral. La segunda instancia supone otro desafío, en el que los tiempos apremian y nos pone en el lugar de dejar a algunas Guerra y a algunos Lucas afuera.
Después, pacientemente, Merch explicó cómo podemos pensar en Guerra a partir de Lucas, y que solo es posible pensar en determinados Lucas con ciertas Guerras: la química entre la fusión de personajes es particular y resulta difícil pensar un Lucas capaz de calzarle a cualquier Guerra; y viceversa.
Tras haber recorrido todos los Lucas posibles —con perfiles melancólicos, divertidos y asombrosos—, llegamos a la conclusión de que cualquiera de todos los seleccionados podría calzarse el traje de Pereyra y cruzar a Montevideo en Buquebus a encontrarse con su dinero.
Sin descanso y con la dinámica de una reunión laboral enfocada en el entusiasmo que nos genera el proyecto, pasamos a la carpeta de las Guerra: un grupo de chicas uruguayas tan diferentes entre sí, que hicieron que se entienda cuán complejo es definir la próxima instancia y quienes pasarán de ronda.
Repasamos uno a uno los videos de las escenas propuestas y la interpretación de la canción «Joya y Spencer», de Rubén Rada. «Me parece que tiene que ser ella porque es la que tiene más pinta de uruguaya»; «Tiene demasiada cara de buena, no puede haberle robado a Pereyra»; «Ella no se enamoraría ni por casualidad de un escritor veinte años más grande», fueron algunos de los comentarios en el chat del zoom.
En el camino, aprendimos la importancia que implica esta instancia de casting y la necesidad del respeto al trabajo de cada actor y cada actriz, expuestos ante muchísimas personas al mismo tiempo que a veces abren juicios porque sí.
Otra vez, el pulso de Merch —y un baño de paciencia y ternura docente y sutil— fue necesario para explicar lo obvio: «El trabajo de los actores y las actrices que participaron en esta instancia (y desde el inicio del proceso) es fundamental y debe ser respetado con la rigurosidad del caso.
Dijo Merch: «Esta es nuestra película y eso los incluye a ustedes (a los casi dos mil que son), por lo que entiendo que, si es necesaria alguna observación, quizás lo mejor sería levantar la mano, encender la cámara y charlar al respecto», y fue un comentario que le valió la aprobación de la mayoría.
Es difícil ver y opinar en un casting: nunca debemos olvidar que estamos hablando de personas que tienen la ilusión de actuar en esta película. No está mal destacar las fortalezas de cada postulante, pero sí estaría bien dejar que Merch nos presente las posibilidades que cada actor o actriz puede darle a la película.
Hay cosas que yo no me imagino y siempre las charlo con ella, que conoce a la mayoría y entiende hasta dónde nos sirve —y hasta dónde no— la energía de quienes se presentaron. Confío mucho en su experiencia: no me dejo llevar solamente por mis impresiones, por eso les comparto esta pequeña reflexión.
Lo que nos tiene que quedar bien claro es que no van a quedar el mejor actor y la mejor actriz: van a quedar el mejor Lucas y la mejor Guerra para esta película que, después de esto, tendré que dirigir. Nunca olvidemos eso. Las variables son muchas.
Discusión mediante, llegamos a la siguiente conclusión: repetir una instancia de autocasting nos va a dar el mismo resultado que tuvimos hasta ahora. Queremos enfocarnos en 13 Lucas y 11 Guerra y hacer con elles una instancia de casting personalizado, a cargo de Merch, quien tendrá que actuar —otra vez—, como filtro de cara a la próxima etapa. Sepan quiénes son, haciendo click acá.
Por otra parte, se resaltó la importancia de entender que esta es una instancia privada, que les compete solo a quienes están en la producción de la película, algo que —por el formato del proyecto— incluye a casi dos mil personas.
Por eso, volvimos a reiterar el pedido: bajo ningún concepto se puede difundir públicamente el zoom espiado, que —para ser franca— fue una clase de cómo ponerle humanidad a un personaje. Nunca dejo de aprender con Merch.
Ese pedido de confidencialidad lo extiendo a este material que les comparto. Sé que es la forma en que ustedes se suelen manejar. Sigamos así: seamos profesionales. 🙂
Otra cosa que quedó expuesta fue la necesidad de que haya —sí o sí— una instancia de encuentro presencial, previa a la película, para que podamos conocer a las Guerras y a los Lucas en simultáneo y en persona. Pensamos un poco cómo puede ocurrir esto a la luz de los tiempos pandémicos.
Un viaje relámpago a Montevideo, una escapada en barco a Colonia, cruzar la frontera de polizón y forzar un encuentro en un punto medio, tentar a Guerra para que cruce el charco y venga a Buenos Aires: las opciones dependerán de la evolución de la situación sanitaria, las restricciones y los espacios libres en los calendarios.
Más allá de esto, hubo momentos para exponer a nuestro querido productor Joaquín Marqués, con una seguidilla de videos interpretando una escena clave de la película que, sin dudas, se convertirá en la gema escondida para quienes se queden viendo hasta que terminen los créditos. Spoiler alert: hay acción.
Resulta que Chiri Basilis, nuestro jefe de guion, me planteó que la escena del robo podía resultar complicada para una instancia de casting, principalmente porque tiene poco diálogo. Fiel a mi estilo —hola, Escorpio—, agarré lo primero que tenía a mano y expuse a Joaco, actor que extrañamente no pasó el primer corte del casting, y le pedí que se calzara el traje de Pereyra en el momento exacto en que lo despojaron de su fortuna.
Como dijimos un tiempo atrás, cruzamos el ecuador del proyecto y se nota. Estamos cada vez más cerca de pensar a Lucas Pereyra y a Magalí Guerra con rostros concretos, palpables y definidos. Estamos en el camino correcto.
¡Saludos y felicitaciones!
Ana.
