La primera película de Diego Peretti como director, producida por Orsai Audiovisuales y 10.183 productores socios de la Comunidad, ya está sumergida en el obsesivo y meticuloso mundo de la posproducción.
La primera película de Diego Peretti como director, producida por Orsai Audiovisuales y 10.183 productores socios de la Comunidad, ya está sumergida en el obsesivo y meticuloso mundo de la posproducción.
«La muerte de un comediante» completó su rodaje hace varias semanas, y luego del receso de las fiestas de fin de año ingresó en un nuevo y largo —muy largo— proceso: el de la posproducción. Gabo visitó, junto a Chiri Basilis y al productor Marchelo Scoccia, los estudios de Pampa Films, donde se realiza el meticuloso armado del film producido por Orsai Audiovisuales y 10.183 socios de la comunidad, que será el debut de Diego Peretti en la dirección.
Con tres monitores gigantes frente a sus ojos, el asistente de edición Leo Caporale explicó, con lujo de detalles, cómo es la etapa previa al trabajo fino de edición. En esta instancia se realiza la ingesta del material del rodaje, se carga la información del guión, los pormenores técnicos de los planos, las planillas de los continuistas y las indicaciones precisas de la dirección de Javier Beltramino y Peretti, entre un millón de cosas más que son útiles para armar la historia. Toda esa inmensa cantidad de información se procesa para pasarla al laboratorio del editor. El trabajo de Leo es un trabajo de hormiga que le puede llevar entre tres semanas y un mes.
Aunque admitió que le costó leer un guión tan literario porque está acostumbrado a los tecnicismos, Caporale dio su veredicto: la película le gustó y cree que puede aspirar a grandes cosas.
La posproducción no es un proceso apto para ansiosos. Como bien explica Marchelo Scoccia, después de estas cuatro semanas de trabajo vendrán otras cinco para gestar un primer armado de la película, instancia en la que volverán a involucrarse los directores, Javier Beltramino y Diego Peretti.
Luego, habrá un recreo de otras cinco semanas en las que el actor cumplirá con otros compromisos cinematográficos, y que van a ser aprovechados por el equipo para repensar el producto final. Por último, llegarán otras cinco semanas muy exigentes para el armado final de la película que, con viento a favor, podría estar lista para el tercer trimestre del año.
