Un grupo de investigadores de la Fundación Instituto Leloir descubrió un gen y decidió bautizarlo Orsai. Definitivamente, un blog puede convertirse en cualquier cosa.
Un gen llamado Orsai

Hace algunos días nos encontramos con un tuit que daba cuenta de algo que, en principio, parecía un chiste: nos contaban que existía un gen llamado Orsai. Pensamos que era literatura, pero fuimos a buscar más información. Y como la gente que se dedica a esto es mucho más seria que nosotros, nos contaron con un montón de palabras que no conocemos del todo de qué se trata. Más que nunca, un blog puede convertirse en cualquier cosa.
La investigación
Un grupo de científicos de la Fundación Instituto Leloir (FIL) identificó un gen que cumple un rol clave en el procesamiento de las grasas. Este hallazgo abre las puertas a estudiar cierto tipo de enfermedades humanas.
¿Por qué Orsai?
Para responder esta pregunta fuimos a buscar a Fernanda Ceriani, directora de la investigación, que nos contó con detalles cómo es el proceso. «Cada vez que se hace un descubrimiento de este tipo, se suele nombrar a estos genes por lo que provocan cuando no están funcionando correctamente. Estos mutantes tienen nombres de características propias». Pero en este caso no había forma de dar con un nombre que calzara a la perfección con el mencionado gen. Pero ahí apareció Guillermo Bernabó, que formó parte de la investigación mientras se formaba en su doctorado y es miembro de la comunidad Orsai desde los primeros tiempos.
Dice Guillermo: «Cuando empecé el doctorado también arranqué un taller de escritura para equilibrar lo académico de ciencias exactas con algo menos exacto. En ese taller me contaron que acababa de salir el primer número de Orsai y me lo había perdido. Entonces le escribí a Fierita Catalano porque teníamos un amigo en común para ver si él me podía ayudar a conseguir una y resultó que tenía un amigo que tenía dos. Su amigo no me dejó pagársela porque quería que la revista haga tan feliz como lo había hecho a él y no le parecía bien pedir plata por eso. Así que le llevé un vino y él me dio la Orsai. Fue un comienzo con 100% de mística».
Con ese antecedente, presentó al equipo de investigación una propuesta: quería que el gen se llamara Orsai, por un concepto que Hernán Casciari acuñó para nombrar su blog hace casi 20 años.
Decía Casciari en su cuento Tan lejos del dolor y de la fiesta: «Nunca —ni antes ni después— me había sentido tan lejos de todo lo mío, tan a destiempo del mundo, tan del revés de mi vida, tan en Orsai».
Ese concepto, cruzado con el sentido futbolístico de estar en el lugar inadecuado en el momento inadecuado, dieron el nombre al gen.
La nueva Revista Orsai N9 ya está en preventa
Llega a tu casa el 15 de junio con tu nombre impreso
Comentarios
[email protected]dice:
Esta nota me emocionó. Mi papá trabajaba en energía atómica, CNEA, era geólogo e ingeniero de minas. Su especialidad era el uranio. Dibujaba maravillosamente, de todo, Pero cuando hacia personas tenía el estilo de Robin Wood. Yo soy arquitecta y tengo 70 años, mis hijos tienen distintas profesiones, pero todos tiene su actividad artística. el arquitecto es un maravilloso pintor, la psicóloga además tiene su grupo de danza y toma clases de canto, yo bailo tap y estoy en un taller de escritura. Tengo una amiga que trabajaba con Leloir Cuando tenían sillas de paja y él sacó el premio Nobel.
Sólo quiero decirles que todo parece difícil cuando no estás en el tema. Pero todo se hace muy seriamente, tratando de hacerlo con nuestro máximo y al final del día hicimos lo mejor que pudimos. Como ustedes,que son geniales, que hacen la mejor revista que vi. No serán Victoria Ocampo, pero son internacionales y quizás, con suerte, alguno de los que escriben en un futuro sea “el Borges del sigloXXI”.
Lo vi una vez en la galería del Este, en el barcito tomando un café, yo estaba en otra mesa, se me llenaron los ojos de lágrimas, mi amigo me dijo: “andá a saludarlo” yo en mis veinte tenia esa avidez por leerlo creyendo que entendería el mundo por sus ojos, timidez y esa idea que tenemos cuando somos muy jóvenes, que habrá otra vez, cuando ya no tuviera vergüenza de hablarle. Pasé mil veces por el bar pero jamás lo volví a ver.