La infancia no acaba de una vez, como nosotros queríamos cuando éramos niños. Sigue ahí, agazapada y silenciosa en nuestros cuerpos maduros, y luego marchitos.
La infancia no acaba de una vez, como nosotros queríamos cuando éramos niños. Sigue ahí, agazapada y silenciosa en nuestros cuerpos maduros, y luego marchitos.
El escritor peruano Santiago Roncagliolo ha sido padre. Y aunque la frase feliz parezca salida de la sección «Sociales», inicia un ensayo que nos hace pensar en la vasectomía.