Luis Mey trabajó en una librería larguísimos años. Para no morir en la cruzada, se aficionó a tomar notas diarias de los momentos más sublimes con los clientes. Ahora prepara un libro con esas anécdotas y nos deja ver un fragmento.
Luis Mey trabajó en una librería larguísimos años. Para no morir en la cruzada, se aficionó a tomar notas diarias de los momentos más sublimes con los clientes. Ahora prepara un libro con esas anécdotas y nos deja ver un fragmento.