Polémico: Madre y hermana de Casciari lo acusan de montar un espectáculo teatral solo para evitar los domingos en familia

La protagonista de «La señora que me parió» y la hermana del escritor, asistente de dirección de la obra, revelan los entretelones del espectáculo y cuentan todo lo malo de trabajar en familia. En este podcast, a nadie le importa que la obra sea un éxito.

Cada miércoles y jueves Hernán Casciari y su madre Chichita se suben al escenario de la Sala Picasso, una de las más lindas del Paseo La Plaza, con las butacas colmadas de gente. Pero entre bambalinas se esconde una cruel verdad. Según revelan madre y hermana del escritor, Casciari se deja humillar en escena por su progenitora con tal de evitar almorzar con ella todos los domingos. De este modo, con las brevísimas charlas que se generan en camarines entre madre e hijo antes de salir a escena, —por lo general diálogos forzados y poco espontáneos—, Casciari cree dar por saldada la cuota de cariño filial que le correspondería pagar como hijo.

En este podcast, la sufrida Chichita, que en escena se la presenta a veces como una madre golpeadora y otras como una señora que alardea frente a sus amigas de los magros triunfos de su hijo escritor, cuenta toda la verdad acerca de la extraña relación que mantiene con su primogénito, y abre su corazón en público como nunca lo hizo. 

El limite difuso de la realidad y la ficción

«¿Cuánto de lo que se ventila de la relación de Hernán con Chichita es cierto, y cuánto es ficción o está exagerado?». Como quien no quiere la cosa, con el tono de voz sereno y atildado que lo caracteriza, este fue una de los primeros golpes acertados en la charla por Gabo Grosvald, el host del podcast de Comunidad Orsai. Y en  este punto madre e hija coincidieron en la respuesta: «La mitad es verdad, la mitad es mentira», confesaron a dúo. 

¿Pero qué parte es mentira y qué parte es verdad? ¿Qué de todo lo que se cuenta en la obra ocurrió en aquella casa de la calle 35 de la ciudad de Mercedes, donde el escritor pasó la infancia junto a los cuidados de una madre costurera? ¿Cuál es la razón que, cuarenta años después, llevó a madre e hijo a un escenario de la calle Corrientes para protagonizar una catarsis pública? ¿Por qué Casciari no quiere almorzar con su madre los domingos? ¿Por qué en lugar de resignarse a este sacrificio prefirió montar una obra junto a una montón de socios productores que lo acompañaron en su locura?  ¿Cómo alguien prefiere hacer cientos de kilómetros semanales y pernoctar en hoteles pulgosos e impersonales con tal de evitar almorzar con su madre? Algunas de esas respuestas puede ser que se encuentren reveladas en este episodio. Y si acaso no lo están se recomienda poner mucha atención a la entrelínea. Puede que en lo no dicho se esconda la tristísima verdad.

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Redacción

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