Todavía me faltaba saber cómo se comportaba el Capitán del Espacio en un marco de cierta objetividad sensorial. Por eso decidí organizar una cata a ciegas que consistiría en la degustación sucesiva de distintos alfajores sin avisarles a los jueces de cuál se trataba cada muestra. Para la ocasión elaboré una planilla en la que los participantes deberían responder si tenían o no experiencia previa con el Capitán del Espacio y, si era así, qué opinión tenían a priori del alfajor. Luego deberían calificar cada muestra del 1 al 10 según cinco variables: aspecto, primera impresión sensorial, cobertura, masa y dulce de leche. Por último tendrían que intentar adivinar la marca de la muestra presentada y consignar si, en caso de decírseles que esa muestra era un Capitán del Espacio, el alfajor cumplía con la expectativa que tenían del producto o no. Es decir, si en su memoria el Capitán era mejor, peor o igual que la muestra presentada. Un último pedido para todos los jueces era que intentaran ubicar qué número de muestra había sido el Capitán del Espacio.
La cata se desarrolló el domingo 18 de febrero de 2018 en la Esquina del Antigourmet, el restaurant de los blogueros gastronómicos Antigourmet en Ravignani y Soler, barrio de Palermo, 28 km al norte de Quilmes. Convoqué a doce jueces divididos en cuatro grupos: fans declarados del Capitán, detractores declarados, neutrales (gente que nunca había probado el alfajor o que no tenía inclinaciones emocionales) y catadores especializados. En este último segmento estaban Daniel Belvedere y Facundo Calabró, creador del portal especializado Catador de Alfajores.
Además del Capitán, los alfajores elegidos fueron Jorgito, Terrabusi, Guaymallén y Havanna. Para despejar toda duda sobre la percepción concreta del Capitán lo incluí en dos momentos de la secuencia, que quedó en el siguiente orden: Jorgito, Guaymallén, Capitán del Espacio, Terrabusi, Havanna, Capitán del Espacio. Si bien el Capitán viene en cuatro variedades —chocolate, glaseado, fruta y triple— todos los alfajores de la cata jugaron con su versión más característica: simple de chocolate.
Mis hipótesis principales eran:
1) Los sujetos que reconozcan el alfajor durante la cata van a tender a acentuar sus calificaciones de acuerdo a este conocimiento, ya sea positiva o negativamente.
2) La percepción del Capitán del Espacio no va a ser la misma cuando sea probado después del Guaymallén que cuando sea probado después del Havanna.
3) Si los fans y los detractores votan de acuerdo a lo esperado, el Capitán del Espacio terminará en mitad de tabla con respecto a los otros competidores.
La tabla general, con puntajes sobre un máximo posible de 600 puntos, quedó de la siguiente manera: Havanna (486), Capitán 2 (485), Terrabusi (461), Capitán 1 (457), Jorgito (410) y Guaymallén (311). Los a priori detractores sólo reconocieron al Capitán en el 50 por ciento de las ocasiones, y siempre que lo reconocieron los puntajes no mostraron saña en su contra. Los fanáticos, en cambio, lo identificaron en casi todas las oportunidades (en algunos casos es el único que reconocieron). Dos de ellos, especialmente radicalizados, reconocieron el alfajor a primera vista, antes de probarlo, y le otorgaron puntajes extremos. Al mismo tiempo reforzaron hacia abajo los puntajes de todas las demás muestras. Eso complica mucho las estadísticas finales si se quiere promediar los votos de todos los jurados, pero si se quita de la hoja final a estos dos únicos participantes, el ranking queda de la siguiente manera: Havanna (422), Terrabusi (394), Capitán 2 (386), Capitán 1 (359), Jorgito (248) y Guaymallén (264). O sea que, sin la distorsión generada por la gente demasiado influenciada por sus emociones, el Capitán queda, efectivamente, en la mitad de la tabla.
En el caso de los dos expertos citados, ambos le otorgaron puntajes finales de entre 33 y 35 puntos y lo reconocieron en el 75% de las apariciones (uno de ellos lo reconoció ambas veces y el otro sólo una). Para Facundo Calabró los mejores puntajes para el Capitán estuvieron en la masa, y para Daniel Belvedere en el aspecto y en la primera impresión.
Necesitaría una convocatoria mucho más extensa para tener resultados irrebatibles. Pero pude llegar, entre muchas conclusiones, a ésta: no todo el mundo votó de acuerdo a lo esperado. El efecto militancia influye mucho más sobre la percepción final del producto que su contracara (el rechazo). El mensaje de los opositores al alfajor es similar al de los expertos: éste no es el mejor alfajor del mundo, pero tampoco el peor. Pero el mensaje del ejército del Sur es mucho más talibán y ya venía oyéndose desde el principio de esta historia: «Capitán o muerte» decían.
Y yo vuelvo a decir: por favor, Capitán.